El noroccidente de Quito alberga un gran número de atractivos dentro del ámbito del turismo rural, ideales para visitar este verano. Con el objetivo de promoverlos, Quito Turismo organizó un paseo denominado “La Experiencia rural: En el Centro del Mundo”, en el que se conocieron algunos sitios de interés ubicados en las parroquias de Calacalí y Pomasqui.
Turismo rural en Quito: Un paseo imperdible por las parroquias de Calacalí y Pomasqui
Las parroquias de Calacalí y Pomasqui cuentan con varios atractivos turísticos dentro del ámbito del turismo rural en Quito.
Templo del Sol rememora cosmovisión de antepasados en Quito
La primera parada es en el Museo Templo Del Sol y de la Luna, ubicado en el mirador del cráter del volcán Pululahua, en la parroquia de Calacalí, en plena línea equinoccial.
Al ingresar, lo primero que llama la atención es la imponente estructura de piedra gris que conforma el Templo del Sol, adornado con las características figuras precolombinas del considerado gran dios de nuestros antepasados.
La edificación de forma elipsoidal de 3 pisos, construida hace más de 20 años por el pintor y escultor ecuatoriano Cristóbal Ortega Maila, recrea los templos y fortalezas preincaicas de adoración al astro de las cultura Quitu-Cara. Fruto de 4 años de estudio, está alineado con otros monumentos prehispánicos que yacen en los alrededores, como Rumicucho, Catequilla y Pambamarca, relata la guía Evelin Ortega.
También, en el ingreso, la estatua de un puma rinde homenaje a esta especie felina que previamente habitaba ampliamente la zona y de donde proviene la palabra de la parroquia aledaña de Pomasqui.
Antes de atravesar la puerta principal del templo, las guías invitan a los visitantes a recibir el humo de un sahumerio encendido, replicando un ritual ancestral de purificación de energía. El museo no es ajeno a este tipo de actividades, pues, a lo largo del año, allí se celebran varias ceremonias de ese tipo.
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Ya en el interior, en el centro de la planta baja, sobresale la construcción tipo “olla” que, dos veces al año, en los equinoccios de marzo y septiembre, recibe la luz solar de manera perpendicular desde una cúpula en el techo. Una figura precolombina del astro yace en la parte superior, emulando estos destellos. Entretanto, en el piso, se proyectan a los lados varias líneas blancas que replican un calendario solar. Allí, también se encuentra un altar que representa a la reina Paccha, madre del último soberano Inca Atahualpa, y que Maila elaboró en homenaje a la mujer.
Posteriormente, los visitantes pasan a la sala de descanso y relajación, donde conocen, a través de una demostración, los beneficios de la colección de minerales que posee el lugar, como la fuerza y equilibrio que produce el jade. Igualmente, disfrutan de una sesión de aromaterapia, con esencias como el relajante cedrón y el estimulante bambú, a la vez que instrumentos elaborados de manera ancestral emiten sonidos que recrean el sonido de la lluvia, los arroyos y el canto de pájaros. En el lugar se pueden adquirir 30 esencias distintas, producidas de manera artesanal en base a técnicas ancestrales.
Muestra de arte en Templo de la Luna de Quito
Luego, es el turno de acudir al nuevo Templo de la Luna, inaugurado hace pocas semanas e inspirado en el calendario lunar. Allí, después de que los visitantes son motivados a bailar en círculos mientras zapatean fuertemente en el piso para conectarse con la tierra, emulando un baile del Inti Raymi, el propio maestro Ortega Maila da muestras de su arte, pintando una obra en pocos minutos.
En esta ocasión, el artista, reconocido como uno de los pintores más rápidos del mundo, pinta al volcán Cotopaxi en actividad a través de la dactilopintura, técnica en la que se utilizan solo las yemas de los dedos y la palma de la mano.
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La colección de Ortega Maila, conformada por cerca de 500 pinturas y esculturas, se exhibe en ambos templos, representando sobre todo temáticas relacionadas a la cosmovisión andina.
También, en la entrada del Templo, yacen decenas de estatuas elaboradas a base de piedras provenientes del volcán Pululahua que representan a los mayores líderes indígenas de todos los tiempos, desde Rumiñahui hasta Tránsito Amaguaña. En algunos momentos del día, sin embargo, las figuras, que parecen custodiar el sitio, desaparecen debajo de las corrientes de neblina.
Calacalí, un ejemplo de turismo rural lleno de historia y tradición
Tras el paso por el Templo del Sol y de la Luna, es tiempo de conocer el centro de Calacalí, la parroquia más antigua del Distrito Metropolitano de Quito. Allí, la primera parada es el restaurante El Patio, ubicado solo a 4 cuadras de la Iglesia principal, cuyos platos, elaborados a base de los ingredientes orgánicos del propio huerto del lugar, combinan sabores tradicionales y de autor, explica el chef Alfredo Guamaní.
Allí, los visitantes pueden vivir una experiencia inmersiva sensorial, que consiste en caminar por el huerto y comer el almuerzo con los ojos vendados, a fin de despertar los sentidos del olfato, el gusto y el tacto.
La operadora de turismo Quinti Travel, que apoya al Patio organizando esta propuesta, explica que el objetivo es sensibilizar sobre la discapacidad visual. Gracias a esta iniciativa, el emprendimiento -con visión de turismo consciente, empatía y responsabilidad social -ha sido reconocido a nivel internacional, explican los guías Liz Aguirre y César Guanoluisa, este último, con este tipo de discapacidad.
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A continuación, el tour continúa con una caminata por algunos de los monumentos históricos que conforman el Museo a Cielo abierto de Calacalí. Una visita obligada constituye conocer la pileta de la Plaza Sucre, originalmente ubicada en la Plaza de San Francisco de Quito y trasladada a la parroquia en 1912, y en la que todavía son visibles las marcas de los recipientes de los aguateros de antaño.
Pero es en la Plaza Central donde se encuentra la estructura más importante: el monumento original de la Mitad del Mundo, en el que se inspiró el más conocido de San Antonio de Pichincha.
En ambas plazas, también se exhibe actualmente una colección fotográfica que recrea la historia de Calacalí y que da cuenta del valor histórico de la parroquia. El objetivo es que en un futuro se reconozca al sector como el segundo Centro Histórico de Quito, pues las 38 casas patrimoniales que allí existen ameritan esta distinción, de acuerdo a Guamaní.
La visita en Calacalí concluye con una degustación de sus tradicionales espumillas con hielo, elaboradas a base de frutas como mora, guayaba, sandía y mango, y que se preparan en la parroquia desde aproximadamente un siglo, señala Iván Quishpe, propietario de uno de los locales más emblemáticos del poblado.
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Museo en Quito recupera valor del agave
El recorrido por la parte noroccidental rural de Quito concluye con una visita a Casa Agave, único museo dedicado a esta planta a nivel de Ecuador y Sudamérica, ubicado en Pomasqui. El objetivo del espacio cultural es rescatar la importancia que tenía esta planta en la cultura ancestral de la zona y que se perdió en gran medida con la llegada de los españoles, de acuerdo a Erick Marcilla, guía turístico del lugar.
Luego de conocer las principales variedades de esta planta -de las que se destacan tres, el agave azul o penco, el verde o cabuyero, y el amarillo o espiritual- y de incluso bautizar una, los visitantes conocen su variedad de utilidades.
La principal es la extracción de la savia o chaguarmishqui, que, además de utilizarse como bebida alimenticia, ritual y hasta para elaborar champú y maquillaje, también constituye la base del miske, licor elaborado en Casa Agave con 40% de grado alcohólico. Además, de las fibras y tronco de la planta se pueden elaborar objetos de cabuya -como alpargatas, sombreros y cuerdas-, así como papel e instrumentos ancestrales.
Ya como última actividad en el lugar, los visitantes conocen más sobre el proceso de destilado del miske y disfrutan de una degustación, donde prueban el novedoso sabor del chaguarmishqui, las alcaparras del penco -frutos marinados con vinagre- y los licores elaborados en el museo -que se beben con sal y limón, de forma similar al tequila-, o en cocteles como el Latitud Fresh, inspirado en el mojito cubano.
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